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CAPITULO I: YO SOY LA VID, VOSOTROS LOS SARMIENTOS.
La dignidad de los fieles laicos en la Iglesia - Misterio.

Los fieles laicos no son solo operarios de la viña; sino la misma viña, porque sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la «Identidad» de los fieles laicos. El Concilio Vaticano II exhortaba a los fieles a tomar conciencia, de pertenecer a la Iglesia, y ser Iglesia.

El Bautismo el fiel laico, nos regenera a la vida de los hijos de Dios; nos une a Jesucristo y a su Cuerpo la Iglesia; y nos unge en el Espíritu Santo constituyéndonos en templos espirituales e hijos de Dios en su Unigénito Hijo, Cristo Jesús.
La unión con Cristo nos une más estrechamente con los hermanos, el bautizado participa en la misma misión de Jesús el Cristo, Mesías Salvador.
Los fieles laicos participan, en el triple oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo con raíz primera en la unción del Bautismo, su desarrollo en la confirmación, y su cumplimiento y sustentación en la Eucaristía. "El carácter secular es propio y peculiar de los laicos" (Pablo VI).

La Iglesia «tiene una auténtica dimensión secular, inherente a su íntima naturaleza y a su misión, con su raíz en el misterio del Verbo Encarnado, y se realiza de formas diversas en todos sus miembros».
Esta índole secular del fiel laico no debe ser definida solamente en sentido sociológico, sino teológico .

El Concilio Vaticano II llama a la Vocación Universal a la Santidad. Como
exhortación moral, y exigencia del misterio de la Iglesia. La Iglesia es en Cristo un misterio, y debe ser considerada como signo e instrumento de Santidad..La Vocación a la Santidad está ligada íntimamente a la misión y resp de los laicos. vivir la comunión de los Santos unidos a la Vid.
CAPÍTULO IISARMIENTOS TODOS DE LA ÚNICA VID.
La participación de los fieles laicos en la Vida de la Iglesia - Comunión.
«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador (...). Permaneced en mi, y yo en vosotros» (Jn 15,1-4>.
La misteriosa comunión, vincula en unidad a los discípulos y al Señor, igualmente con los bautizados que ya no se pertenecen.
Los cristianos se unen al Padre al unirse al Hijo en el vínculo amoroso del Espíritu.
Comunión: Comunión con Dios por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo.
La Comunión de los Santos; la comunión con Cristo siempre nos llevará a la Comunión con los hermanos.
LG.: «La Iglesia es en Cristo como un sacramento, es decir, signo e instrumento de la íntima unión del hombre con Dios y de la unidad de todo el género humano».
La Comunión eclesial es un don; un gran don del Espíritu Santo, que los fieles laicos están llamados a acoger con gratitud y al mismo tiempo, a vivir con gran sentido de responsabilidad.
Diversidad y complementariedad de las Vocaciones y Condiciones de Vida, de los misterios, de los carismas y de las responsabilidades.
Dentro de la Iglesia hay distintos ministerios, oficios y funciones para la edificación de la misma Iglesia. 1Co. «A algunos Dios los ha puesto en la Iglesia, en 1er lugar como apóstoles, en 2do lugar como profetas (...) (l Co 12,18).
Los ministros ordenados, participan del sacramento del orden, que Jesús instituyó al llamar a los apóstoles, y sirven a la Iglesia personificando a Cristo cabeza y ejerciendo la diaconía o ministerio. Congregan al pueblo de Dios por medio del evangelio y los sacramentos. Por la renovación litúrgica promovida por el Concilio, los fieles laicos han tomado una más viva conciencia de las tareas que les corresponden en la asamblea litúrgica y en su preparación, y se han manifestado dispuestos a desempeñarla. Aclarar los términos ministerio, suplencia y clericalización de los laicos es vital.
Anuncio de la Palabra de Dios. Lectorado y Acolitado
"Evangelii Nuntiandi" Evangelización en el mundo y familia.
Los carismas son gracias del Espíritu Santo que tienen directa o indirectamente, una utilidad eclesial, y están enfocados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.
Pueden ser expresiones del Espíritu que los dona, o respuestas a múltiples exigencias.
Deben ser acogidos con gratitud, tanto por parte de quien los recibe, como por parte de todos en la Iglesia.
Es necesario el discernimiento de los carismas.
Para poder participar adecuadamente en la vida eclesial es del todo urgente que los fieles laicos posean una visión clara y precisa de la Iglesia particular en su relación originaria con la Iglesia Universal.
El Sínodo ha solicitado que se creen Consejos Pastorales Diocesanos. También la participación de los laicos en los Sínodos Diocesanos y en los Concilios Particulares, Provinciales o Plenarios
La parroquia es la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas. Está fundada sobre una realidad teológica, porque ella es una realidad eucarística; es por tanto una Comunidad de fe y una Comunidad orgánica.
Los Padres Sinodales han visto la necesidad de renovación de las parroquias; debido a múltiples factores. Se requiere:
a) Participación más activa de los laicos.
b) Fomentar las pequeñas comunidades eclesiales de base.
En el Decreto sobre el apostolado de los laicos se dice:
Dentro de las Comunidades de la Iglesia, su acción es tan necesaria, que sin ella, el mismo apostolado de los pastores no podría alcanzar la mayor parte de las veces, su plena eficacia.
Entendido esto a la luz de la "Eclesiología de Comunión".
La participación del laico en el apostolado personal, es llevar el Evangelio a lugares donde no lo conocen. Debe ser constante, y también incisiva ya que el laico comparte distintos ámbitos de la sociedad (vecinos, amigos, etc.). Se puede realizar en: asociaciones, grupos, comunidades, movimientos, confluyendo en un mismo objetivo: participar responsablemente en la misión que tiene la Iglesia de llevar a todos el Evangelio de Cristo. El orden teológico de estas asociaciones es la razón eclesiológica: "Ser signo de comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo".
Criterios eclesiales: claros y precisos de discernimiento y reconocimiento.
a) La vocación de cada cristiano a la SANTIDAD.
b) La responsabilidad de confesar la fe católica.
c) El testimonio de una comunión firme y convencida.
d) La conformidad y la participación en el "fin apostólico de la Iglesia".
e) Comprometerse en la sociedad humana
CAPÍTULO III OS HE DESTINADO PARA QUE VAYÁIS Y DEIS FRUTO.
La corresponsabilidad de los fieles laicos en la Iglesia -Misión.La Comunión con Jesús, de la cual deriva la comunión de los cristianos entre sí, es condición absolutamente indispensable para dar fruto. La comunión genera comunión, y esencialmente se configura como comunión misionera.
Los fieles laicos, tienen la vocación y misión de ser anunciadores del evangelio.
Pablo VI decía: Evangelizar - Es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda.
Solo una nueva evangelización puede asegurar el crecimiento de una fe límpida y profunda, capaz de hacer de estas tradiciones una fuerza de auténtica libertad.
Esta nueva evangelización, destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras.
No solo formando parte de las comunidades sino también en su empuje misionero llegando a aquellos que todavía no conocen a Jesucristo o no tienen fe.
Es importante la labor catequética que ejercen los laicos, los padres cristianos por el sacramento del matrimonio son los primeros e insustituibles catequistas de sus hijos.
Todo bautizado tiene el «derecho» de ser instruido, educado y acompañado en la fe y en la vida cristiana.
«La Iglesia como grupo, ha de tener la plena conciencia de haber sido también enviada a los que no creen en Cristo».
Laicos y Matrimonios.- presencia activa en tierras de Misión.
«La mies es mucha y los obreros pocos. Pues, ¡rogad al dueño de la mies que envíe obreros a sumies!» (Mt 9,37-38).
Fomentar las vocaciones.
La Iglesia como comunidad evangelizada y evangelizadora, se hace sierva de los hombres.
La Iglesia revela el hombre al hombre, le hace conocer el sentido de su existencia, le abre a la entera verdad sobre él y sobre su destino.
Redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada persona humana es la tarea esencial de la Iglesia.
Desde el principio "los hizo hombre y mujer" (Gn 1,27), y esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión entre personas humanas.
El matrimonio y la familia son el primer campo para el compromiso social de los fieles laicos.
El futuro de la humanidad pasa por la familia.
(Exhortación. "Familiaris Consortio" Sínodo de Obispos de 1980 "Carta de los derechos de la familia").
Para animar cristianamente el orden temporal -para servir a la persona humana y a la sociedad- los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la «política»; es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común .
La Iglesia es plenamente consciente de la urgencia pastoral de reservar a la cultura una especialísima atención.
Que los fieles laicos estén presentes con la insignia de la valentía y de la creatividad intelectual, en los puest
CAPÍTULO IV LOS OBREROS DE LA VIÑA DEL SEÑOR
Buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Niños, jóvenes, ancianos lo son.
Jóvenes.- son un desafío para el futuro de la Iglesia. "La esperanza de la Iglesia". Sujetos activos de la pastoral, protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación social .
Niños.- «Los hijos como miembros vivos de la familia, contribuyen a su manera, a la santificación de los padres». Volver a ser como niños, recordando la fecundidad misionera de la Iglesia.-don absolutamente gratuito de Dios.
Ancianos, testigos de la tradición y la fe, el maestro de vida, el que obra con caridad.
Para su vida y misión es necesario que la Iglesia reconozca todos los dones de las mujeres y de los hombres, y los traduzca en vida concreta.
Necesidad de profundos estudios para resolver los problemas relativos al verdadero significado y a la dignidad de los dos sexos.
No discriminación en el plano de la relación con Cristo, en quien «no existe más varón y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo. (Ga 3,28).
Tareas principales de la mujer:
- Dar plena dignidad a la vida, matrimonial y a la maternidad.
- Asegurar la dimensión moral de la cultura, esto es, de una cultura digna del hombre, de su vida personal y social.
Urgir pastoralmente la coordinación de hijos y Madre para hacer más completa, armoniosa y rica la participación de los fieles laicos en la misión salvífica de la Iglesia.SALVIFICI DOLORIS
Contamos con todos para enseñar al mundo entero qué es el amor. Trabajando en la única y común viña del Señor con carismas y ministerios diversos.
CAPÍTULO V PARA QUE DEIS MAS FRUTO
La formación de los fieles laicos. Madurar continuamente.
La Imagen evangélica de la vid y los sarmientos revela la misión de los fieles laicos: la llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre más fruto.
El laico es llamado por Dios; y este tiene que responder.
La Formación integral y permanente de los fieles laicos debe colocarse entre las prioridades de la diócesis y en los programas de acción pastoral de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin.
Descubrir y vivir la propia vocación y misión. La formación tiene como objetivo fundamental el descubrir la propia vocación y la disponibilidad para vivirla en el cumplimiento de la propia voluntad.
Dios llama y envía. Hay momentos significativos y decisivos para discernir la llamada. No sólo de saber lo que Dios quiere de nosotros sino hacerlo.
Formación integral para vivir en la unidad. Al descubrir y vivir la propia vocación y misión, los fieles laicos deben ser formados para vivir la unidad con la Iglesia y de ciudadanos de la sociedad humana.
En su existencia no puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida «espiritual», con sus valores y exigencias; y por otra, la denominada vida «secular»m es decir, la vida de familia, del trabajo, de las relaciones sociales, del compromiso político y de la cultura.
El Concilio Vaticano II ha invitado a todos los fieles laicos a esta unidad de vida, denunciando con fuerza la gravedad de la fractura entre fe y vida, entre Evangelio y cultura.
.Aspectos de la formación.
Dentro de esta síntesis de vida se sitúan los múltiples y coordinados aspectos de la formación integral de los fieles.
Formación espiritual que ocupa un lugar privilegiado. También la urgente formación doctrinal, para poder «
Aspectos de la formación.
Múltiples y coordinados aspectos de la formación integral de los fieles:
- Formación espiritual que ocupa un lugar privilegiado.
- Formación doctrinal, para poder «dar razón de la esperanza» que hay en ellos frente al mundo y sus graves y complejos problemas.
- Sistemática acción de catequesis adaptada a la situación y edad de cada persona.
- Una promoción humana de la cultura.
- Que los fieles laicos tengan un conocimiento más exacto de la doctrina social de la Iglesia.
- Colaborar con los educadores. El primer educador de su pueblo es Dios.
La obra creadora de Dios se revela y cumple en Jesús, el Maestro, y toca desde dentro el corazón de cada hombre gracias a la presencia dinámica del Espíritu.
Puede servir de ayuda también como han dicho los padres sinodales, una catequesis post-bautismal a modo de catecumenado, que vuelva a proponer algunos elementos de «Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos», destinadas a hacer captar y vivir las inmensas riquezas del Bautismo ya recibido.
Otros ambientes educativos.
También la familia cristiana en cuanto «Iglesia doméstica», constituye la escuela primigenia y fundamental para la formación de la fe.
En las escuelas y universidades católicas.
También los grupos de asociaciones y movimientos.
La formación recibida y dada recíprocamente por todos.
el significado del Sínodo sobre la vocación y misión de los laicos está precisamente en este llamamiento de nuestro Señor Jesucristo dirigido a todos, y en particular, a los fieles laicos, hombres y mujeres.
Exhorta a todos y cada uno, Pastores y fieles, a no cansarse nunca y a mantener vigilante -en la mente, el corazón y en la vida- la conciencia eclesial.