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En mi angustia seguí invocando a Jehová, y a mi Dios seguí clamando por ayuda. Desde su templo él procedió a oír mi voz, y mi propio clamor ante él por ayuda ahora entró en sus oídos.
Salmo 18:6
El día en que llamé, entonces procediste a responderme; empezaste a hacerme denodado en mi alma con fuerza.
Salmo 138:3
De modo que podemos tener buen ánimo y decir: “Jehová es mi ayudante; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?”.
Hebreos 13:6
Y los amalequitas procedieron a venir y a pelear contra Israel en Refidim. 9 Ante esto, Moisés dijo a Josué: “Escógenos hombres y sal tú, pelea contra los amalequitas. Mañana voy a apostarme sobre la cima de la colina, con la vara del Dios [verdadero] en la mano”. 10 Entonces hizo Josué tal como le había dicho Moisés, a fin de pelear contra los amalequitas; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de la colina. 11 Y ocurría que tan pronto como Moisés alzaba la mano, los israelitas resultaban superiores; pero tan pronto como dejaba bajar la mano, los amalequitas resultaban superiores. 12 Cuando las manos de Moisés se hicieron pesadas, entonces tomaron una piedra y se la pusieron debajo, y él se sentó sobre ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de este lado y el otro de aquel lado, de modo que sus manos se mantuvieron firmes hasta que se puso el sol. 13 Por lo tanto Josué venció a Amaleq y su pueblo a filo de espada.
Éxodo 17:8-13
Correré por el mismísimo camino de tus mandamientos, porque haces que mi corazón tenga el espacio.
Salmo 119:32