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“La teología era denominada por Aristóteles filosofía primera, no sólo porque su objeto era primero en el orden del ser,
sino también porque ella misma tenía que ser primera en el orden del saber […]. La metafísica no es la filosofía primera
[…] Se aplica sin dificultad a esa ciencia que Aristóteles dejó sin nombre y que tiene por objeto, no el ser divino, sino el
ser en su universalidad, es decir, el ser en cuanto ser. Confundir bajo el nombre ambiguo de metafísica la ciencia del
ser en cuanto ser y la ciencia de lo divino o, como a partir de ahora diremos, la ontología y la teología, valía tanto como
condenarse a ignorar la especificidad de la primera alterando el sentido de la segunda”
Aubenque, Pierre: El problema del ser en Aristóteles, introducción, cap. Segundo, III
“No es posible introducirse dos veces en el mismo río, tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado, dado
que por el ímpetu y la velocidad de los cambios se dispersa y vuelve a reunirse, viene y desaparece”
Heráclito
“Ni está (el SER) dividido, pues es todo igual; ni hay más aquí, esto impediría que fuese continuo, ni menos allí, sino que
está todo lleno de ente. Por tanto, es todo continuo, pues lo ente toca a lo ente.”
Simplicio
“Por otra parte, inmóvil (el SER) en los límites de poderosas cadenas, está sin comienzo ni fin, pues el nacimiento y la
destrucción han sido apartados muy lejos, ya que la verdadera creencia los rechazó. Permaneciendo lo mismo en el
mismo lugar, yace por sí mismo y así se queda firme donde está; pues la firme Necesidad lo tiene dentro de las cadenas
del límite que por ambas partes lo aprisiona, porque no es lícito que lo Ente sea ilimitado; pues no es indigente de nada,
y si lo fuera, carecería de todo.”
Simplicio
“Pero, puesto que su límite es el último, es completo por doquier (el SER), semejante a la masa de una esfera bien
redonda, igual en fuerza a partir del centro por todas partes. Pues ni mayor ni menor, es necesario que sea aquí o allí.
Ya que ni es lo No-ente, de forma tal que le impidiese ser homogéneo, ni un Ente que tuviese de Ente aquí más, allá
menos, pues es todo inviolable; puesto que, siendo igual a sí mismo por todas partes, está uniformemente dentro de
sus límites.”
Simplicio
“Hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser y los accidentes propios del ser. Esta ciencia es diferente de todas
las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general el ser en tanto que ser. Estas ciencias sólo tratan
del ser desde cierto punto de vista, y sólo desde este punto de vista estudian sus accidentes; en este caso están las
ciencias matemáticas. Pero puesto que indagamos los principios, las causas más elevadas, es evidente que estos
principios deben de tener una naturaleza propia. Por tanto, si los que han indagado los elementos de los seres buscaban
estos principios, debían necesariamente estudiar en tanto que seres. Por esta razón debemos nosotros también
estudiar las causas primeras del ser en tanto que ser.
El ser se entiende de muchas maneras, pero estos diferentes sentidos se refieren a una sola cosa, a una misma
naturaleza, no habiendo entre ellos sólo comunidad de nombre; mas así como por sano se entiende todo aquello que
se refiere a la salu
Aristóteles
“El ser no sólo se toma en el sentido de sustancia, de cualidad, de cuantidad, sino que hay también el ser en potencia
y el ser en acto, el ser relativamente a la acción.”
(Aristóteles, Metafísica, libro IX, 1).
“Entre los seres, en efecto, unos son por naturaleza, otros por otras causas; por naturaleza, los animales y sus partes,
las plantas y los cuerpos simples, como la tierra, el fuego, el agua, el aire; de estas cosas, en efecto, y de otras
semejantes, se dice que son por naturaleza. Ahora bien, todas las cosas de las que acabamos de hablar se diferencian
claramente de las que no existen por naturaleza; cada ser natural, en efecto, tiene en sí mismo un principio de
movimiento y de reposo, unos en cuanto al lugar, otros en cuanto al aumento y la disminución, otros en cuanto a la
alteración. Por el contrario, una cama, una capa y cualquier otro objeto de ese tipo, en tanto cada uno tiene derecho
ese nombre, es decir, en la medida en que es un producto del arte, no poseen ninguna tendencia natural al cambio,
sino solamente en cuanto tienen el accidente de ser de piedra o de madera y bajo esa consideración; pues la naturaleza
es un principio y una causa de movimiento y de reposo para la cosa
(Aristóteles, Física, libro II, 1)
"Pues bien, querido Glaucón –proseguí–, esta imagen debemos aplicarla enteramente a lo que antes se dijo. El mundo
que aparece a nuestra vista es comparable a la caverna subterránea, y la luz del fuego que hay en ella al poder del sol.
En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de él, si las comparas con la ascensión del
alma al mundo inteligible no errarás respecto a mi conjetura, ya que deseas conocerla. Sólo Dios sabe si por ventura
es verdadera. Lo que a mí me parece es lo siguiente: en el límite extremo del mundo inteligible está la idea del bien,
que percibimos con dificultad, pero, una vez contemplada, es necesario concluir que ella es la causa de todo lo recto y
bello que existe; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y el soberano de ella, en el mundo inteligible
es ella misma la soberana y dispensadora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario que la vea bien quien
quiera conducirse sabiamente tanto en la vida privad
Platón, República, Libro VII
“Llamo idea a todo lo que la mente percibe en sí misma o es objeto inmediato de percepción, pensamiento o
conocimiento; y llamo cualidad del sujeto en que radica una tal capacidad a la capacidad de producir alguna idea en
nuestra mente.”
J. Locke. Ensayo sobre el entendimiento humano
"Así, una bola de nieve tiene el poder de producir en nosotros las ideas de blanco, frío y redondo; a esos poderes de
producir en nosotros esas ideas, en cuanto que están en la bola de nieve, los llamo cualidades; y en cuanto son
sensaciones o percepciones en nuestro entendimiento, los llamo ideas; de las cuales ideas, si algunas veces hablo como
estando en las cosas mismas, quiero que se entienda que me refiero a esas cualidades en los objetos que producen
esas ideas en nosotros".
J. Locke. Ensayo sobre el entendimiento humano
“La historia universal comienza con su fin general: que el concepto del espíritu sea satisfecho sólo en sí, esto es, como
naturaleza. Tal es el impulso interno, más íntimo, inconsciente. Y todo el asunto de la historia universal consiste, como
ya se advirtió, en la labor de traerlo a la conciencia. Precisamente así en la forma de ser natural, de voluntad natural,
eso que se ha llamado el lado subjetivo, o sea, las necesidades, el impulso, la pasión, el interés particular, como también
la opinión y la representación subjetiva, existen por sí mismos. Esta inmensa masa de voluntades, intereses y
actividades son los instrumentos y medios del espíritu universal, para cumplir su fin, elevarlo a la conciencia y realizarlo.
Y ese fin consiste sólo en hallarse, en realizarse a sí mismo y contemplarse como realidad. Ahora bien, esto de que las
vidas de los individuos y de los pueblos, al buscar y satisfacer sus propios fines, sean a la vez el medio y el instrumento
de algo superior y más amplio,
Hegel,
Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universa
"Es evidente, para quien haga un examen de los objetos del conocimiento humano, que éstos son las ideas. [...]. Además
de esta innumerable variedad de ideas u objetos de conocimiento, existe igualmente algo que las conoce o percibe y
ejecuta diversas operaciones con ellas, [...] un ser activo al que llamamos mente, alma, espíritu, yo. [...]
Es ciertamente extraño que haya prevalecido entre los hombres la opinión de que casas, montes, ríos, en una palabra,
cualesquiera objetos sensibles, tengan existencia real o natural distinta de la de ser percibidos por el entendimiento[...]. Pues, ¿qué son los objetos mencionados sino las cosas que nosotros percibimos por nuestros sentidos, y qué otra
cosa percibimos aparte de nuestras propias ideas o sensaciones? Examinando a fondo esta opinión que combatimos,
tal vez hallaremos que su origen es, en definitiva, la doctrina de las ideas abstractas. Pues, ¿puede haber más flagrante
abuso de la abstracción que el distinguir entre la existencia de los
Idealismo subjetivo de Berckeley
“Hay una observación que no necesita, para ser hecha, ninguna reflexión sutil y puede admitirse que el entendimiento
más ordinario puede hacerla, si bien a su manera, por medio de una obscura distinción del Juicio, al que llama
sentimiento. Es ésta: que todas las representaciones que nos vienen sin nuestro albedrío (como las de los sentidos) nos
dan a conocer los objetos no de otro modo que como nos afectan, permaneciendo para nosotros desconocido lo que
ellos sean en sí mismos, y que, por lo tanto, en lo que a tal especie de representaciones se refiere, aun con la más
esforzada atención y claridad que pueda añadir el entendimiento, sólo podemos llegar a conocer los fenómenos, pero
nunca las cosas en sí mismas. Tan pronto ha sido hecha esta distinción (en todo caso por medio de la observada
diferencia entre las representaciones que nos son dadas de otra parte, y en las cuales somos pasivos, y aquellas otras
que se producen exclusivamente de nosotros mismos, y en las cuales demostramos
Inmanuel Kant