Microeconomía T6, 67+14

Tiene lugar cuando los planes de acción o los intereses de ambos tipos de agentes, oferentes y demandantes, son mutuamente compatibles.

Lo que conlleva que, en el equilibrio de todo mercado, deben cumplirse simultáneamente dos condiciones:

a. Que el precio dispuesto a pagar por los consumidores al adquirir cada unidad del bien que demandan debe coincidir con el precio al que están dispuestos a vender los productores o empresas cada unidad del bien que producen.
b. Que la cantidad del bien que los productores están dispuestos a producir y vender en el mercado debe coincidir con la cantidad que los consumidores están dispuestos a comprar.

Ambas condiciones sólo se cumplen en el punto de corte de las dos curvas (la de oferta y la de demanda del mercado del bien)

Que los consumidores están dispuestos a demandar una determinada cantidad del bien, menor que la cantidad que están dispuestos a producir y vender u ofrecer en el mercado los productores o empresas, habiendo un "exceso de oferta" en el mercado. Donde los productores se encuentran en una posición de debilidad, dado que no pueden vender toda la cantidad del bien que han producido, por lo que están interesados, individualmente, en pujar a la baja, reduciendo el precio al que tratan de vender con objeto de deshacerse de la cantidad producida.

Esto supone que los consumidores aumentarán paulatinamente la cantidad de demanda del bien (mientras que los productores reducirán paulatinamente la cantidad ofrecida) a medida que se va reduciendo el precio del bien y este converge al precio de equilibrio; tendiendo a eliminar el exceso de oferta existente en el mercado hasta alcanzarse la cantidad de equilibrio.

Que los consumidores están dispuestos a demandar una cantidad del bien mayor a la cantidad dispuesta a producir y vender u ofrecer en el mercado por parte de los productores o empresas. En este caso hay un "exceso de demanda" del mercado.

Con esto, los productores se encuentran en una posición de fuerza y los consumidores en una posición de debilidad, dado que estos últimos no pueden comprar toda la cantidad del bien que desean. Por lo que están interesados individualmente en pujar al alza, incrementando el precio que están dispuestos a pagar por adquirir cada unidad del bien, con objeto de hacerse con la cantidad disponible de este último.

Esto implica que los productores aumentarán paulatinamente la cantidad producida y ofrecida del bien, mientras que los consumidores reducen paulatinamente la cantidad demandada. A medida que va aumentando el precio del bien y este converge al precio de equilibrio, se elimina el exceso de demanda existente en el mercado.

Aquel para el cual no existe ni exceso de oferta ni exceso de demanda, es decir, aquel para el cual la cantidad que están dispuestos a producir y ofrecer o vender los productores o empresas, coincide con la cantidad que están dispuestos a demandar los consumidores.

Se dice entonces, que el equilibrio del mercado, por su propia naturaleza, agota todas las posibles ventajas del comercio o del intecambio.

Si por algún motivo, el precio vigente del mercado sale del precio de equilibrio, el mercado podría volver a alcanzar ese precio de equilibrio por sus propios medios si se cumple la doble condición de que, para precios superiores al del equilibrio del mercado exista exceso de oferta (porque tenderá a bajar los precios) y para precios inferiores, exceso de demanda (porque tenderá a aumentar los precios). Si eso es así, siempre habrá convergencia del precio del mercado al precio de equilibrio ante cualquier perturbación que nos aparte de este último. Y decimos que el mercado del producto en cuestión es estable.

Si para precios superiores al equilibrio hubiera exceso de demanda (aumentando los precios) y para los inferiores, exceso de oferta (disminuyendo los precios), cualquier perturbación que nos aparte del precio de equilibrio del mercado, nos llevaría cada vez más lejos del mismo, en lugar de hacernos converger a él.

Afortunadamente, como la curva de demanda del mercado es decreciente y la de la oferta creciente, siempre se garantiza el cumplimiento de la doble condición para que el mercado de cualquier bien sea estable.

Ahora bien, hasta ahora hemos supuesto que los productores u oferentes responden de forma inmediata, alterando la cantidad ofrecida ante variación del precio del bien. Pero si suponemos que existen retardos y no responden inmediatamente con una variación de la cantidad producida ante la alteración del precio del bien, el mercado, aunque estable "estáticamente", es inestable "dinámicamente".

El mercado de los productos agrícolas. En él, las decisiones de producción de los oferentes solo tienen efecto con la siguiente cosecha, y esto requiere tiempo. Los productores toman decisiones basadas en el precio vigente en un momento del tiempo, pero la cantidad que finalmente producen se obtiene meses o años después, con la cosecha.

Esto origina fluctuaciones en el precio de mercado y en la cantidad producida cada año con cada cosecha, que puede no conducir al equilibrio del mercado. Por lo que los mercados de productos agrícolas pueden tener un comportamiento inestable en el tiempo a pesar de que posean una curva de demanda decreciente y una curva de oferta creciente.

Como las fluctuaciones de precio y cantidad producida en el tiempo afectan negativamente a productores y consumidores, lo normal es que los mercados de productos agrícolas sean "mercados regulados o intervenidos".

Que las autoridades establecen un "precio de intervención" al que compran todos los excedentes de los productores que no puede absorber el mercado, es decir, las cantidades producidas en cada cosecha que no son demandadas por los consumidores, procediendo a almacenar tales excedentes. Con lo que se evita una caída del precio de venta por efecto de una buena cosecha.

De forma que cuando en un determinado año hay una reducción de la cantidad producida debido a una mala cosecha, se echa mano de los stocks almacenados, con objeto de que la oferta de cantidad en el mercado para satisfacer la demanda no fluctúe y, por tanto, tampoco lo haga el precio que deben pagar los consumidores. Evitando incremento de precio de venta por mala cosecha.

Por eso, no merece la pena detenerse en la posible inestabilidad dinámica de los mercados cuando existe retardo en la respuesta por parte de la oferta, Pues con la intervención o regulación de estos mercados, se elimina todo foco de inestabilidad.

Si bien la regulación tiende a aumentar dramáticamente los stocks invendidos, cuando se convierten en un problema los excedentes de productos agrícolas (por ejemplo) que cada año tienen lugar, por los costes de almacenamiento que conllevan. Frecuentemente interesa más regalar estos excedentes a países subdesarrollados como ayuda alimenticia antes que almacenarlos.

Es el método de comparar dos posiciones de equilibrio, sin tener en cuenta los ajustes que tienen lugar en el tiempo para pasar de una posición a otra, como si tales ajustes se realizaran instantáneamente.

Por otra parte, la estática comparativa requiere analizar una por una las posibles perturbaciones y estudiar los efectos que tienen en el equilibrio, lo que requiere suponer que las demás condiciones iniciales del modelo permanecen inalteradas.

Por lo que, frecuentemente, se emplea en los ejercicios de estática comparativa la expresión de: "supongamos, "ceteris paribus", que aumenta el nivel de renta de los consumidores y el bien es normal para todos ellos..."

Esta expresión latina significa que estamos suponiendo que "todas las demás cosas permanecen constantes": el precio de los bienes complementarios y sustitutivos del bien en cuestión, los precios de los factores productivos, las preferencias de los consumidores, el estado del conocimiento técnico, etc.

Hasta ahora se han considerado los llamados "mercados libres", sin intervención por parte de las autoridades, por lo que el equilibrio del mercado se alcanza mediante el libre juego de las fuerzas de la oferta y la demanda.

Ahora vamos a considerar los mercados intervenidos o regulados cuando las autoridades establecen un precio máximo, o bien un precio mínimo, que oferentes y demandantes deben respetar.

Para el caso de las viviendas de alquiler. Las autoridades suelen establecer restricciones al precio de alquiler, llamándose a estas viviendas, viviendas de renta limitada. Estableciendo un precio máximo para el alquiler que el libre juego del mercado no puede sobrepasar.

Cuando el precio máximo fijado por las autoridades es superior al del equilibrio del mercado, la intervención no tiene ningún efecto en la asignación de recursos.

En caso contrario, cuando el precio máximo fijado es inferior al del equilibrio, existe exceso de demanda en el mercado, pues los consumidores demandan una cantidad de viviendas mayor al que los productores están dispuestos a ofrecer a ese nivel de precios, generando una cantidad intercambiada en el mercado menor, generando una demanda insatisfecha. (Se alquilan menos viviendas de las que se alquilarían a un precio mayor, por lo que hay demandantes interesados en alquilar esas viviendas que no pueden hacerlo)

La aparición de mecanismos extraeconómicos de asignación de recursos, como son las colas, las listas de espera o el tráfico de influencias ("enchufes"). Es decir, para poder alquilar una de estas viviendas de renta limitada habría que guardar cola, o apuntarse a una lista de espera hasta que le llamen a uno, o tratar de jugar con la simpatía, amistad, o la relación con algún propietario que haga que éste se incline por alquilarle a uno u otro inquilino pagando el mismo precio.

De ahí que pueda discutirse las posibles virtudes o defectos del mercado libre, pero no su eficacia para combatir las colas, las listas de espera, o el tráfico de influencias: el consumidor que está dispuesto a pagar más consigue el producto, puesto que es una especie de puja abierta entre consumidores lo que elimina el exceso de demanda. Y el incremento del precio de mercado tiende a aumentar también la cantidad ofrecida por los productores.

Lo mismo ocurre con el mercado laboral, también intervenido.

Que las autoridades, al fijar un determinado salario mínimo ("salario mínimo interprofesional"), por debajo del cual no se puede celebrar ningún contrato laboral, en el caso de que en el mercado libre se alcance un salario de equilibrio mayor que el mínimo fijado, la intervención de las autoridades no tiene ningún efecto a la asignación de recursos resultante. Pero sí lo tiene si el salario de equilibrio determinado por el juego libre de la oferta y la demanda es menor que el mínimo establecido por las autoridades.

En este caso, existe exceso de oferta. Lo que implica que las empresas demandan una menor cantidad de trabajadores que la que demandarían en el mercado libre, puesto que deben pagar un salario mayor. Y, por tanto, existen trabajadores (oferentes de trabajo) que están desempleados, es decir, que desean trabajar percibiendo el salario mínimo interprofesional y no pueden hacerlo.

En este caso sí, pues si en el mercado libre el salario fuera muy bajo, cualquier empresa estaría interesada en contratar trabajadores, y muchos de estos últimos no estarían interesados en trabajar por ese salario, con lo cual se lograría el pleno empleo (todo el mundo que quisiera trabajar encontraría trabajo) pero con salarios de hambre.

Que altera la asignación de recursos en el mercado, aumentando el precio que deben pagar los consumidores y disminuyendo el precio que de hecho perciben los productores. Siendo la diferencia entre ambos el importe del impuesto establecido. Con lo que la cantidad cambiada disminuye respecto a la del equilibrio del mercado sin impuestos.

Viene determinada por el equilibrio del
mercado y se caracteriza, por tanto, por un precio de equilibrio y una cantidad
cambiada entre oferentes y demandantes en el punto de equilibrio.

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